Era como una canción, pero de seguro no tenía los ojos celestes, era una joven linda, caminaba como quien no le da importancia a las preocupaciones, iba de lado en lado, contorneandose, contorneando la avenida. Unos hombres la miraban y eso no parecía importarle, cada vez, mientras su blusa azul se mezclaba con el color oro de sus aretes, ella observaba a los costados; en el suelo su figura se movía en forma doble, tal vez por el espejo en el que ahora se estaba mirando.
Caminó un poco y, mientras entraba en la librería, observó una sonrisa, y también un lamento, era el canto del silencio en el estante más cercano, un libro que ella buscó durante mucho tiempo y ahora, precisamente hoy que había decidido no buscarlo más, lo encontró. Esperaba que esto no hubiera ocurrido así, miro los otros libros, había algo en ellos que la llevaba al misterio, avanzo un poco y tomo el libro que buscaba. Cuando volvió la mirada alguien la esperaba, era Alberto, le dijo hola y ella le comenzo a contar la aventura de esa tarde.
- te cuento - dijo ella, sin saludarle.
- qué te pasa, por qué estás extraña.
- es que me ocurrió algo que no me vas a creer...La verdad es que desperté temprano, me lave los dientes, el baño estaba algo sucio por lo de la película, me quede a ver una película y no lo limpie.
- pero cómo, si tu eres un pan de dios.
- no tanto, pero luego prepare mi desayuno y todas esas cosas. Al ir a la oficina, mientras entraba en mi auto escuche una voz.
- y - exclamo Alberto, mientras Lili se miraba las uñas. Por un momento esperaron a que alguien más interviniera en la conversación.
Ella estaba algo desarreglada, mientras Alberto alistaba unas revistas, eran unas hojas sueltas sujetas por un metal a unas cartulinas azules. El sonido de las caracolas del mar se podía escuchar en el poemario, mientras un disfraz de luces posaba en el escritorio.
La ultima vez, dijo Alberto, pero Lili permanecia impasible en el lugar, tal vez un poco menos segura, tal vez con los dientes apretados de tanto masticar algunos postres, pero aún así tranquila. El foco de la entrada tintineaba a lo lejos, era como una estrella, una estrella de la mañana.
- es que era mi vecina - agrego Lili - , que me venía con el cuento de que su esposo otra vez estaba en problemas y no sabes lo peor, pensaba que yo estaba con él, puedes creerlo.
- No - dijo sorprendido su amigo.
- en serió, que cosas no, recuerdo que en la noche estaba viendo una película de Herzog...
- sigues con él
- No tanto, pero ahí estaba el bendito Klaus Kinski...Era una actuación magistral, realmente buena. Lo recuerdo, con su mirada profunda, no tanto como sus gestos, pero ahí estaba.
- pero y eso que tiene que ver con tu vecina - dijo un confundido Alberto.
- es que no sabes. Su esposo se parece a Klaus Kinski y por eso ella me metió en ese lió, como yo dije y seguramente ella me escucho desde la otra habitación, eres un cuero Kinski, por eso es que ella se metió conmigo. Es muy celosa, demasiado.
- pero eso es normal, ocurre bastante.
- Lo extraño fue que de ahí en adelante todo sucedió de una forma extraña , más de la que estaba pasando. Un auto se detuvo en mi puerta, unos hombres salieron con unas armas. Yo avance a ver que era y ellos empujaron la puerta. ¡la vendida puerta! la tumbaron. Esto es el colmo, dijo uno de ellos, ahora nos mandan a capturar mujeres solteras. Yo no sabía a que se refería con mujeres solteras, hasta que me di cuenta que yo estaba soltera, no precisamente sola, ya que sabes que eso es un poco difícil, había tenido un romance hace un tiempo y aun recuerdo esa noche en que tuve un amor prohibido, pero no sé por que te cuento esto.
- sigue sigue - dijo Alberto.
- El hombre que estaba en el auto era muy simpático. Llevaba unos lentes oscuros, realmente una ensoñación. Recordaba aquella tarde del teatro cuando el mimo hizo subir al escenario a un joven muy simpático, no te creas que los hombres noma ven así como así a las mujeres, nosotras también tenemos derecho - dijo ella, mientras revisaba las paginas del libro.
- tampoco tampoco...
- era una persona muy buena, por como lo veía, estaba con traje negro, pensé que era una broma, tú sabes que las bromas suelen pasar. El hombre me hizo entrar en el auto y me dijo que cuidara algo.
Lili miro su bolso y saco de él un cigarro, aunque luego lo dejo nuevamente en su cajetilla. Estaba por decir algo más cuando de pronto se acerco a un libro y observo el rostro de Charles, era un rostro parecido al de uno de sus antiguos enamorados. Lili dudo en levantar el libro. En ese momento una persona entro en la librería.
Era un hombre que llevaba un sombrero muy gracioso, caminaba con desenvoltura, mientras sus pequeñas barbas conversaban con las personas. Luego de un rato Alberto se acercó a Lili.
- sí, eso te dijo - exclamo Alberto, mientras observaba salir al hombre de la libreria.
- pero no sé que paso - Lili hizo un gesto de sorpresa- ah. Luego unos hombres comenzaron a disparar. Estaba aterrada, unos policias llegaron. El hombre que estaba conmigo dijo algo...Caspita, sí eso fue lo que dijo. Estaba con un arma en la mano, pensé que me iba a disparar, pero lo que hizo fue dispararle a los policías.
- tú siempre tan bromista, recuerdo eso de lo de Gian Marco, creo que ya te estas pasando de creativa.
- es verdad, el auto nos persiguió durante un buen rato, luego aquellos hombres me arrojaron a un descampado. Seguro tú has escuchado eso de la Luna de Daniel Alarcón.
- En su novela...Sí, lo escuche...
- Yo estaba ahí, mientras unos bandidos me rodeaban, era algo que no quería creer...De seguro es un poco extraño, pero uno de aquellos hombres me llamo por mi nombre.
- Es la mala noche - Dijo un poco burlón.
- es verdad, y luego me entrego un álbum de fotos, pensé que todo era una pesadilla, no podía ser, a mí que todos los días hacia casi las mismas cosas, precisamente ese momento, justo ese me paso algo inaudito. Pero yo sin saber por qué tome el sobre y luego corri, corri tanto que entre a una casa. En ella estaba un chico muy simpático, justo, ya era el colmo...Pero luego, al darme cuenta de la hora me dije que ya estaba bien. Entonces lo mire y le dije ya es el momento de irme, no te cuento esas cosas, no seas, así que mejor no te cuento más.
- está bien.
- en ese momento los hombres entraron y comenzaron a disparar, lo único que hice fue correr y correr, él estaba en el suelo, con sangre y ellos me seguían, llevaba las fotos...
- sí.
- pero es que ellos eran muchos, luego se encontraron con una mujer y fue a ella a la que tomaron de reen, luego vi unas luces y de pronto un hombre alto se me acerco...Tenía los ojos un poco chinos. Sabes que me dijo...
- seguro lo de siempre.
- No esta vez, se me acerco y dijo que en mi actución de la tarde había estado un poco distraida.
- es que este es tu trabajo, a veces crees demasiado que es tu papel, pero, por hoy, bueno y como estuviste ayer...
En el respaldo de la silla se notaban unas letras, un niño cruzó la calle, mientras por el vidrio de la librería un anunció de una función de teatro era dada a conocer. Era el jueves.
- y el Jueves que habra - dijo Alberto.
- quien sabe - repuso Lili, mientras guardaba su libro en el bolso.