Tal vez sea que la literatura y la realidad sean una misma o dos cosas que se contagían a cada momento, plenamente y a intervalos seguidos, mientras las aguas del Danubio siguen corriendo sobre aquel puente que nunca existió y que sirve de paso para que amigos y hermanos conversen. Se escuchan las voces y los alientos. La gente salta y encuentra un lugar nuevo. Se conversan de muchas cosas, mientras las risas y los aplausos restallan en la casa de Jean, amigo inventado que nos cuenta algo y al mismo tiempo nos crea, perdiendo la noción de quien crea a quien. En el espejo se encuentra el mar, y en la empalizada un murmullo lejano de las historias que poco a poco se nos acercan, como el aire a la luz.
El Club de lectura leo luego existo
jueves, 22 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario