El otro día vi una película peruana titulada la Muralla Verde, de Armando Robles Godoy, un filme que se presentó por el festival de cine Peruano, en la calle Awaqpinta, es decir en la biblioteca del Puklla. El festival es los días viernes y sábados del mes de Diciembre y comienza a las 7 de la noche. Estaba ahí, sentado, observando el filme, ya no había ido el señor del cigarro de la otra vez. Todo estaba más tranquilo, los libros y la gente se movían a otro ritmo, afuera los afiches de las películas nos mostraban a actores conocidos y a otros que no lo eran tanto.
La película dio comienzo a una aventura. Ella era sobre un hombre que iba a la selva, dejando atrás todo, su trabajo, sus amigos e incluso a sus recuerdos, aunque estos lo seguirían por mucho tiempo, por más del que uno podría creer. El hombre quería vivir en la selva y tener su hogar, pero la burocracia, cual un mundo Kafkiano, hacía que esto casi sea imposible. Parecía ser que el gobierno no quisiera que el protagonista de la película, cuya interpretación la hace Julio Alemán, viva en la selva.
En medio de la función la cinta ya no da para más. Beto dice que es una de las pocas copias que hay en el mundo, de las pocas que se pueden ver y que lo siente. Las personas empiezan a salir del cine, pero un grupo de ellas no lo hace. Después de un momento se escucha la voz del joven que trajo la cinta desde Lima. Ahora parece ser, dice y mientras tanto las pocas personas que se han quedado comienzan a hablar del cine y otras cosas. Un señor que vivía en un cine nos dice que es bueno que se conozca esta cinta de Robles Godoy, que es un director que hace un cine muy experimental y en esta cinta está su mejor logro, aquel que vive entre los sueños y la realidad. El encargado de la muestra agrega que por que en ella hay como un equilibrio entre lo narrativo y lo experimental, el lenguaje cinematográfico del que Godoy es un celoso guardián.
Es la peor presentación de mejor y más bella película del Perú, dice uno de los asistentes medio en broma. Alguien dice por ahí con un tono premonitorio, ahora ya es hora de que la veamos. En la sala están Marco Panasonic Vega, Beto, Lauria y unos cuantos espectadores más, son solo unos cinco o seis pero suficientes para ver de nuevo la película o para seguir observandola.
En el ínterin, de entre los espectadores curiosos alguien se levanta, y es que uno de ellos avanza un poco, con pasos tranquilos, algo calmos, eso sí, coloca rapidamente la película y ahora, es justo, en este momento, que la cinta empieza a desplazarse cual un amante tranquilo y luego apasionado. Se escucha la voz del protagonista cuando va a hacer unos tramites a la ciudad, mientras en la selva se oye el lamento y la alegría de una joven y de su hijo que juega en su propia ciudad, una hecha por él para traer algo del otro lado de la selva. Es como si la urbe fuera absorvida por la selva y no al revés.
Luego de un par de horas la película termina y todos sentimos una mezcla de sentimientos y sensaciones, alegría, pena, asombro, otros están más sorprendidos aún, incluso Beto, incluso Lauria y Marco Panatonic, que ahora, justo para este día se ha cortado el cabello, supongo en señal de respeto para la cinta. El señor que vivía en el cine y que me entero que se llama Jorge, nos dice que en la película han actuado el tío de Gian Marco, incluso nos comenta que las grabaciones han sido realizadas en forma artesanal, es decir que las voces han sido dobladas. Tanto Jorge como el joven de la unmsm, que me dicen se llama Carlos y que es el encargado de la muestra de la Muralla Verde, han hecho cursos de cine con Robles Godoy. Es interesante ver y escuchar esto, mientras la balsa avanza poco a poco por en medio de la selva y de la espesura de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario