En su novela "Un Chino en bicicleta" Ariel Magnus nos habla entre otras cosas emocionantes sobre un pirómano, sobre un chino que no es chino sino japonés, sobre el primer actor oriental en la Argentina, pero también nos cuenta lo que vivió Ariel, sobre como es en su ciudad el humor, la risa y las cosas que hacen de la gente una suma de contradicciones y sensaciones. Es un tentación, casi imposible de dejar, el saber si uno podría vivir junto al puerto, tan cerca de esos personajes, sin contagiarse de su humor y alegría.
Si bien el lió comienza con un secuestro de Li a un joven Ramiro Valestra, cuyo único delito ha sido tratar de ayudar a esclarecer lo que ocurrió en el incendio. El problema es aún mayor cuando a esto se suma toda una confabulación para destruir la ciudad y tal vez algo más. De ahí en adelante todo se pone de cabeza, mientras se disfruta la novela. Una aventura que recorre los cuerpos y el amor así como la ciudad escondida que hay dentro nuestro, dentro del fuego de los amantes.
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